Autoridades señaladas por corrupción y complicidad con la delincuencia en La Vega
Por Winston Hernández
@winstonnoticias
La Vega. En los últimos meses, la percepción sobre las autoridades locales ha empeorado drásticamente debido a su supuesta complicidad con redes de delincuencia en la provincia. La multiplicación de puntos de drogas y la impunidad con la que operan son indicadores alarmantes de esta problemática, según denuncias ciudadanas.
Un ejemplo claro de esta situación es el reciente asesinato a balazos del joven Díaz, ocurrido a solo dos esquinas de la Dirección Regional de la Policía Nacional. Según testigos, los agentes tardaron más de cuatro horas en acudir al lugar del crimen, lo que refuerza la desconfianza en las autoridades, que han perdido credibilidad en sectores importantes de la población.
Signos visibles de corrupción
La ostentación de bienes de lujo por parte de algunos agentes policiales también es motivo de cuestionamientos. Ciudadanos se preguntan cómo un cabo de la Policía Nacional, con un salario modesto, puede justificar la compra de vehículos valorados en millones de pesos. Esta disparidad económica genera sospechas de que parte de esos recursos provienen de pagos ilegales o peajes vinculados al narcotráfico.
La situación se agrava con el testimonio de residentes que aseguran que los puntos de drogas operan abiertamente, incluso cerca de cuarteles policiales, sin intervención alguna. Fuentes locales señalan que estos puntos pagan sumas significativas a las autoridades para garantizar su funcionamiento.
El descontento ciudadano alcanza a altos niveles de gobierno, con críticas hacia el presidente y los servicios de inteligencia por no tomar medidas frente a lo que consideran una “podredumbre” en La Vega. Para muchos, la corrupción ha llegado a un nivel que impide cualquier acción efectiva contra la delincuencia.
Mientras no se realicen investigaciones exhaustivas ni se exijan responsabilidades, la confianza en las autoridades locales continuará deteriorándose, dejando a la población en un estado de vulnerabilidad y desamparo frente al crimen.
