La Soberanía de la Nación: Una Reflexión sobre la Realidad Actual
Me resisto a creer que en nuestro país exista una estructura que, de manera deliberada, patrocina a quienes han invadido y masacrado esta nación a lo largo de su historia. Durante años, aquellos que fueron considerados tiranos por algunos, defendieron la nacionalidad con firmeza. Fueron patriotas que jamás se doblegaron ante otra potencia extranjera, protegiendo con valor nuestra identidad, algo que hoy parece estar en riesgo bajo la administración del presidente Luis Abinader.
El actual gobierno, con una marcada influencia de ministros prohaitianos, ha olvidado los sacrificios que se realizaron para alcanzar nuestra independencia. Han dejado en el olvido las batallas que este país libró contra el régimen opresivo que intentó doblegar nuestra nación. Han ignorado que, a lo largo de nuestra historia, hemos tenido que enfrentarnos en diversas ocasiones a nuestros vecinos del oeste, quienes buscaron imponerse sobre nosotros. El discurso de «nuestros hermanos haitianos» es utilizado de manera superficial, ocultando la gravedad de la crisis que hoy enfrentamos.
La situación actual muestra cómo algunas voces vendidas al mejor postor intentan distorsionar la realidad, apelando a una narrativa que desvirtúa nuestra historia y la lucha de nuestros héroes. Ver al presidente jugar con la inteligencia del pueblo dominicano ante el grave problema haitiano es alarmante. La falta de acción y una postura clara en defensa de nuestra soberanía nos pone en una situación en la que, en poco tiempo, podríamos estar siendo gobernados por intereses que no responden a los valores de nuestra nación.
Es doloroso observar cómo aquellos que, en el pasado, serían considerados delincuentes, hoy se erigen como empresarios que financian investigaciones ilegítimas e ilegales. Estos actores, movidos por sus propios intereses, patrocinan protestas que buscan deslegitimar el buen nombre de la patria de Juan Pablo Duarte, deshonrando su legado y sacrificio. La amenaza no es solo externa, sino que proviene también de sectores internos que buscan, con acciones calculadas, erosionar los fundamentos de nuestra identidad y soberanía.
El reto que enfrentamos es enorme. Como país, debemos recordar nuestra historia y aprender de ella. No podemos permitir que intereses ajenos a nuestras costumbres y cultura socaven el sacrificio de aquellos que nos precedieron. La defensa de nuestra patria no es negociable, y es deber de cada dominicano luchar por el legado que nos dejaron los fundadores de nuestra nación.
Por Winston Hernández
Director del Digital Winstonnoticia